Varsovia, 1940. Los planos del muro del ghetto se van dibujando al tiempo que se abren camino las voces de la intolerancia. Nadie podrá permanecer ajeno a ellas. Mientras los ladrillos elevan el muro que encierra la «zona de epidemia», los acontecimientos comienzan a sucederse sin tregua, desgarrando las vidas de miles de personas. Las de Yoel Bilak y Andrzej Püschel entre ellas. No es igual de comprometido ser judío a secas, que ser judío, homosexual y novio de un polaco alemán. Eso ya roza el disparate de los riesgos que uno debe asumir en la vida», le había dicho su amiga Gaddith a Yoel. A pesar de todo, Andrzej y Yoel vivirán la intensidad de una relación inconveniente en la oscuridad de un tiempo y un lugar equivocados. Llevada por el transcurrir de la Historia, la novela relata el amor prohibido y oculto entre estos dos jóvenes y el grito colectivo del personaje histórico, el Ghetto, que sobrevive a la propia vida y convulsiona bajo el yugo nazi que lo despedaza. Sin embargo, pese al dramático contexto, las páginas de la novela se ven también impregnadas de un espíritu de ánimo y resistencia, del humor amargo e irónico de tiempos aciagos y de la velada esperanza que se mantiene a salvo entre los muros de esa Sedom. «Porque Sedom está allá donde vosotros estéis, y volveréis a levantarla cada vez que caiga. Porque Sedom es, en cualquier caso, vuestro hogar.